Reivindico el conocimiento del pasado como única vía existente para cerrar las heridas de la Guerra Civil española, máxime cuando la Transición española renunció investigar la historia del franquismo a fin de ocultar sus resposabilidades. Por eso estoy a favor de la LEY DE LA MEMORIA HISTÓRICA aprobada en el Congreso en el 2007, y desde el 2022, Ley de Memoria Democrática.  Les extraña que me interesen estos temas y me preguntan por qué, yo siempre les digo que me considero una victima colateral de la dictadura, auque sea de tercera generación. Repasar las afrentas de ciertos episodios es un sortilegio bastante repardor. 

       Me compré este libro, porque en uno de Nativel Preciados lo recomendaba. Me molan los libros autobiograficos - como el de Orwell y su Homenaje a Cataluna (en este blog) - porque su autor, corresponsal de guerra del periódico The Daily Telegraph de Londres, cubrió la noticia desde que llegó en 1929, hasta que atravesó los Pirineos en 1939, con los restos del ejercito republicano.

       Nos encontramos según los expertos, con uno de los cinco mejores libros sobre la Guerra Civil española. No es estraño pues que un joven escritor llamado Hugh Thomas acudiera a él para documentarse y escribir el libro más emblemático sobre nuestra contienda.

         Lo interesante de estas memorias, es que no están escritas desde un despacho de forma árida y monótona, sino todo lo contrario, a pie de calle, en el congreso de los diputados, en los frentes republicanos jugandose la vida como en la Sierra de Guadarrama, en Guadalajara, o en la Batalla del Ebro..., fue testido del asedio del Alcazar de Toledo; lo mismo frecuentaba el recien innagurado bar Chicote, que las tabernas. Entrevistó a todos los políticos...y siempre con un lenguaje ameno, cercano, y de comprensión hacia el pueblo español. Sus comentarios los emitía desde la central de comunicaciones de la cuarta planta del edificio Telefónica, el que fuera el primer rascacielos de Europa, donde estaba la sala de prensa extanjera...allí mandaban sus crónicas junto con Hemingway, John Dos Pasos, Saint Exupéry... 

           Henry Buckley se indignaba ante las injusticias de una guerra desigual, y no compartía la histeria anticomunista de las clases medias británicas, porque si la República pidió ayuda a la URSS, fue unicamente porque las democracias burguesas europeas con Francia e Inglaterra a la cabeza les negaron su ayuda por medio del Pacto de la No Intervención en 1936, un pacto que como todos sabemos se lo saltaron a la torera  la alemania nazi de Hitler, y la italia fascista de Mussolini, ayudando a Franco.

             Henry Buckey si bien al principio se encontró desplazado en Madrid, al poco se integró y la prueba es que se quedó hasta el final...más tarde estuvo en la Segunda Guerra Mundial en el norte de Africa, fue testigo de la entrada de las tropas aliadas en Berlín en 1944, ese mismo año regresa a España para trabajar en una agencia de noticas, donde conocerá a la que fue su mujer, catalana, y aquí naceran sus hijos, uno de ellos, Ramón Buckey, será el que traduzca la edición que se publicó en español.

          En el prólogo dice que el libro que escribió su padre fue un alegato contra sus propios paisanos, contra el pueblo inglés que había vuelto la espalda a España, y que entonces, en el año 1939, con el aliento de Hitler en el cogote, ya no podía ignorar por más tiempo.