Sábado, 18 Febrero 2023 18:11

LAS FLECHAS ROJAS.

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                      En mi diario del año del año 1967 escribí: he invitado a mi pandilla Las Flecha Rojas a merendar para celebrar mi cumpleaños. La primera en venir fue: Rosa Mari Prieto, luego Maribel Vázquez, Esperanza Villagrán, Mari Pepa Pedrosa, Pepita Sánchez y Ana Mari no pudo. El nombre del grupo se lo puse yo; eran unas insignias de publicidad que tenía mi padre como viajante de las soldaduras ARCOS.(1) Motivada por las lecturas de aventuras juveniles, de la escritora inglesa Enid Byton, repartí entre mis amigas estas insignias, estudiábamos en el  Colegio Hermanas Carmelitas de Jaén. Un día la hermana superiora nos llamó a su despacho, y de sopetón nos prohibió seguir con aquello de las Flechas Rojas, que les entregáramos las insignias, que orgullosamente lucíamos en nuestra uniforme azul marino, y que nos olvidáramos para siempre de lo ocurrido. Nunca lo comprendí, ha tenido que trascurrir el tiempo para entender en toda su magnitud, lo qué había detrás del vocablo "ROJO". 

                 La palabra "ROJO" adquiere connotaciones tan negativas que Caperucita ya no era roja, sino encarnada. La ensaladilla Rusa, pasó a ser Internacional, se cancelaron los Carnavales, se prohibió blasfemar, se suprimió el divorcio, la parejas separadas se tuvieron que juntar. En la calle abundaban las camisas azules de Falange y los uniformes, y en cualquier acto público se cantaba el "Cara al Sol". Lo que acaban de leer es solo una pincelada de lo que ocurrió en la España de la posguerra, en la década 1940-50 en adelante. 

                       Franco presumía de haber sido el primero en combatir el comunismo.  Decía que era aterrador. Las élites europeas conservadoras, estaban más del lado de Hitler que del comunismo. La propaganda nazi exaltaba el poder y la masculinidad con sus desfiles, tambores, y banderas...y la mayoría pensaba "Yo quiero formar parte de ello"

                         

               España seguía siendo una Autarquía, estábamos aislados, han pasado casi veinte años del fin de la guerra y pocas cosas han cambiado. Con el estraperlo unos pocos han hecho grandes fortunas, poco a poco se va formando la clase media tan necesaria, la mayoría de los españoles son pobres, lentamente el país empieza a cambiar.

             

                   En 1953 por fin, Franco consigue un acuerdo formal con E.E.U.U. permitiéndole instalar cuatro bases en nuestro suelo. En el año 1956, estalla un enfrentamiento entre los estudiantes y el sindicato universitario falangista. Franco destituye a los ministros implicados, a partir de aquí se plantea cambiar la imagen del gobierno; poco a poco los va quitando para dar paso a los profesionales del Opus Dei, a los "tecnócratas", 1957, lo que significaba el fin de la Autarquía, y el comienzo  de la apertura de fronteras.

                       

               Ante la necesidad de Energía Eléctrica, la dictadura intensifica la construcción de presas y embalses. La imagen de Franco inaugurando pantanos, no faltaba en el NO-DO. Y esto me lleva al pantano del pueblo de mi padre MEQUINENZA 1966. Otra imagen fueron las suculentas cacerías, donde tantos amigos del régimen se hacían. En la provincia de Jaén iba mucho a la Sierra de Andujar, y a Cazorla, pasaban por Jaén, aún recuerdo la caravana de coches negros por la carretera de Madrid. El director de cine Berlanga, retrató muy bien esta sociedad - ya en decadencia - en dos películas memorables, La Escopeta Nacional, Patrimonio Nacional, sin apenas censura, el director después de 30 años de prohibiciones, nos habla de Opus Dei, de la prostitución, la corrupción política, y el declive de la alta sociedad venida a menos, en los últimos año del franquismo. Aprovecho para decir, amén que son buenísimas, fueron los dos filmes que mayor impacto tuvieron en sus estrenos, y una gran recaudación.

                  

                El mundo está cambando, aparece el Biscuter, yo lo he visto en Jaén, o Coche Huevo, solo se ven en el centro urbano, son de construcción española. No tenían marcha atras, como pesaban poco se le daba la vuelta a mano, con la ayuda de alguien. Hoy deben ser piezas de museo. Un poco más tarde el emblema de la clase obrera, el SEAT 600, pero esto será en otro post.

                  (1) Las insignias de las FLECHAS ROJAS, venían para ponerlas en el ojal de las chaquetas, y también, con imperdible para llevarlas en cualquier prenda.

                  LAS FOTOS son de mi madre. La primera en el Parque de la Victoria, antes de la reforma. La segunda en un banco, ya desaparecido del Parque de la Alameda. La tercera con el SEAT 6oo, yo tenía 6 años. Mi padre se aventuró, a raíz de la reciente muerte de su padre, a viajar hasta Mequinenza y a Barcelona. La foto está tomada en la playa de Peñiscola.

  

                   

                        

 

                 

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